Como ya mencione en la publicación anterior, en esta entrada hablaré sobre Akira Yosizawa, una persona que bien lo merece ya que a diferencia de otros maestros, este elevó el origami desde un simple pasatiempo hasta su condición artística.
Akhira fue uno de los grandes maestros del origami, nacido en Tochigi en 1911, desde sus cuatro años se interesó por la papiroflexia, ejerciéndola de forma autodidacta. Se dice que una vecina le regaló una figura de papel tras morir su madre y que sus hermanos se la rompieron; desde entonces su gran pasión fue doblar las hojas de papel, dotándolas de volumen e incluso vida.
Mientras
trabajaba en una fábrica de metal, durante la segunda guerra mundial, daba
clases de geometría básica a los jóvenes.
A
partir de los veinte años vivió en pobreza extrema hasta que la revista “Asahi
Graph” le encargó modelar en papel los doce signos del zodiaco y quedaron
entusiasmados con sus figuras, por lo que a partir de ese momento la revista le
ayudó a darse a conocer en todo el mundo y sus exposiciones fueron visitadas en
muchos países, hasta llegar incluso a Europa.
En
1954, Akira público su primer libro “Atarashi Geijutsu Origami” (el nuevo arte
de la papiroflexia), en el que desvela sus técnicas de origami. Esto fue considerado por muchos un cambio de paradigma que permitió al origami convertirse en una forma de arte. En ese mismo
año fundó el centro internacional de origami en Tokio que actualmente tiene más
de 1500 miembros.
Una
de sus técnicas más popularizada fue humedecer la hoja de papel antes de
hacerle los pliegues para poder darle forma y volumen poco a poco consiguiendo que
las figuras tuvieran más vida, y estuvieran más esculpidas.
Akira fue embajador de su
país y acudió a la Expo de Sevilla de 1992, en cuyo pabellón dedicado a Japón
demostró sus dotes con la geometría, su habilidad con el papel y sus técnicas
con la papiroflexia.
En 1998 fue invitado para exhibir sus figuras en el museo de Louvre y en el 2000 expuso en el Museo de Papel Oji, en Tokio.
Pabellón de Japón en la Expo de Sevilla, donde Yakira Yoshizawa intervinó
con una exposición en la planta superior dedicada al Origami.
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Akira Yoshizawa murió en 2005, pero dejó más de 50.000 figuras y formas diferentes porque no dejó de superarse durante sus 94 años de vida.
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